Comienza hoy la travesía del desierto. Para empezar en condiciones, me levanto a las 07:00 y poder ir temprano a la oficina de empleo. Preveo que habrá cola y no quiero estar allí toda la mañana.
Llego a las 07:50. Unas 30 personas hacen cola ya. Me toca justo la esquina del edificio. Pronto habrá más gente para doblar esa esquina. Cuatro grados de temperatura. La oficina no abrirá hasta las nueve. Es denigrante y hasta obsceno estar aquí. Acabas de perder tu empleo, tienes graves dudas sobre tu futuro y el de tu familia y te obligan a esto. Cuando alguna vez pasé por esa calle y vi las colas, siempre pensé que esa gente lo estaría pasando mal y que eran dignos de comprensión y aliento, y de no tener que estar expuestos a las miradas ni a los pensamientos de lástima de los demás. Que merecían ejercer su dignidad como personas. Ahora soy yo, de nuevo, el expuesto en el escaparate de los dignos de lástima.
Sobre las ocho y media, los dedos de los pies dan señal del frío. Menos mal que pensé en esto y me cogí unos calcetines gordos. Gorro de lana y guantes. A las nueve en punto abren la oficina. Avanza la cola.
Vamos entrando en la sala de espera y un amable segurata nos va dando números. Había calculado mal; me toca el número B046. No eran unas treinta…eran 45. Y detrás de mí habrá otras tantas. En un solo día, en una sola oficina…
En el cuponcito dice que me tocará a las 09:50. Me sorprende tanta previsión y es de agradecer la información. Algo ha mejorado esto desde la última vez que vine hace dos años. Observo que sobre todo ha mejorado para los que trabajan allí. Antes la sala de espera no tenía separación con la zona de mesas de atención. Ahora han puesto un tabique y una puerta cerrada. Ya no les entra el frío ni les molestamos con nuestras conversaciones. Me alegro de las mejoras para estos ciudadanos con trabajo que trabajan para no dar trabajo a otros. Aunque la culpa no es de ellos.
El mismo amable segurata, me dice que no puedo hacer papeles sin demanda de empleo… Pero si para eso estoy aquí. Tengo que ir al edificio contiguo y sacar otro numerito. D042. Aquí sin embargo la atención es más rápida. En tan solo 10 minutos me siento ante un señor que con mi DNI graba algo en una pantalla y que me devuelve un cuponcito. El famoso cupón para sellar el paro. Con el cuponcito hay una novedad. Me dan una fotocopia donde se indican los pasos para sellar el paro por internet. Que amables. Lo hacen para que no tengamos que pasar frío… o para no molestarles, quizá.
Si lo hiciéramos todo por internet igual hasta se ahorraban un sueldo mas. El del segurata, no el de ellos.
Ya tengo la demanda de empleo. Algo es algo.
Fallan las previsiones tan solo en cuatro minutos. Sorprendente. Han calculado cuanto tiempo tardan en despacharnos y está claro que han cogido experiencia suficiente como para acertar. A las 09:54 entro a sentarme ante una señorita tan plana de emociones como el señor de antes. Somos un puñetero número. El 42, el 46, el 4.500.000 y pico…
Supongo que a todos nos pasaría lo mismo. Después de tanta gente debes volverte neutro. Incluso como autodefensa. Como les pasa a los médicos. Nunca sabes muy bien si no te están contando todo. Y si no lo hacen porque no te lo mereces, porque no lo entenderías y para que van a perder el tiempo, porque no tienen tiempo… Ese tiempo que ahora a ti te sobra. Aunque en el caso de los médicos y de otras profesiones, el tiempo que te dedican depende de cuánto les pagues. Y también depende de ello lo amables y a veces eficientes que puedan llegar a ser.
La señora me despacha en pocos minutos. Si no tuviera experiencia, casi le preguntaría cuanto le debo. Esa es la sensación que se te queda. Eres el culpable de tu situación y estás allí molestando. Imprime siete hojas con mi historial, va tachando números en cada hoja para al final decirme que me corresponden seis meses. Las siete hojas van a la papelera…
Molesta por la pregunta, me contesta con la cantidad de la prestación que le he pedido que me calcule. Tengo que volver en nueve días porque mi empresa me pagó las vacaciones… ¡Cachisss! que egoísta soy. Dentro de nueve días, vuelta a la cola y el numerito…
Salgo por fin de la oficina de empleo y el sol ya calienta algo. En la pared de fuera, hay pegados carteles de un partido político de extrema derecha. El nombre del archivo que he copiado de su web para pegarlo aquí es “negrosinem”. Para echarse a temblar…
Dejan muy claro lo que piensan aunque como el resto de políticos (más moderados afortunadamente) de este país, no tienen ni puñetera idea de lo que ocurre en la calle. En Alcalá de Henares, un altísimo porcentaje de inmigrantes son de la Europa del este. Son incluso más blancos que nosotros. Y creo que no están representados en este dibujo. O si.
… A lo mejor el niño con cara de malas pulgas está señalando a un rumano o un polaco… En ese caso a los españoles nos tocaría el sexto lugar en la cola…o el B046.
Actitudes xenófobas de esta calaña no ayudan a que te sientas mejor. Como mucho a constatar que cada uno arrima el ascua a su sardina. Y al otro que le jodan. Y me temo que para muchos el que seas negro o blanco no es determinante para joderte cuanto más, mejor.
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