Convencido de que se trata de un error y de que su mente cansada le está jugando una mala pasada entre lo que ocurre y sus recuerdos, responde con una amabilidad extraña en él.
-Disculpe señorita pero creo que se equivoca. No recuerdo que nos conozcamos.
La chica no mueve un solo músculo y sigue mirando al suelo.
-Siempre me dices lo mismo…
Recuerda en ese momento el anciano los programas de la tele de cámaras ocultas y cree haber dado con la solución a lo que está ocurriendo. Responde ahora con menos amabilidad que antes.
-Señorita. Si se trata de una broma yá está bien. Le repito que no la conozco.
La chica imperturbable sigue mirando hacia algún punto perdido del suelo que está ante ella.
-Ha pasado tanto tiempo que ya no me enfado cuando no me recuerdas. Tanto tiempo… Al principio incluso me enfadaba. ¿Te acuerdas? Pero ahora ya no me puedo enfadar contigo. Solo puedo estar triste por tu olvido…
Esas últimas palabras han dejado a nuestro hombre más confuso de lo que estaba si cabe. Convencido a medias de que no se trata de una broma de mal gusto, empieza a pensar en que la chica está perturbada. – Una loca – piensa para sí. Eso debe ser, una loca. Al final la tarde se está poniendo interesante. No le gustan las sorpresas pero todo esto no lo esperaba y le permite salir por unos minutos de su tranquila y buscada monotonía.
No sabe si seguirle el juego a la joven o marcharse. Piensa por un momento que quizás pueda ser agresiva y eso le hace sentir un instante de pánico.
Quizás por ese instante o porque varias ideas le bullen de golpe todas juntas, vuelve de nuevo a darse cuenta de que la conoce de algo. Esa chica…
Puede ser incluso una cajera del supermercado, o una vecina, o…
La conoce y no sabe donde la ha visto. Asi que con esa idea que tranquiliza algo sus ideas, decide responderle e indagar de una vez por todas quien es la misteriosa chica. Como en el fondo se siente bien por mantener una conversación con una chica tan bonita, utiliza un tono más cordial.
-Es una lástima señorita pero tiene que entender que a mi edad, la memoria falla. Disculpe que no la haya reconocido pero seguro que usted si me puede decir donde nos hemos visto. Si me permite decírselo, es difícil olvidar una cara tan bella pero… ya le digo que mi edad…
Una sonrisa vuelve entonces a la cara de la chica que volviéndose lentamente hacia el, le dice:
-No te preocupes amor. Siempre ocurre lo mismo. Prometiste traerme una flor y yo te prometí venir aquí a por ella. Cuando te fuiste, supe que no volvería a verte. Al menos en aquella vida. Pero tu prometiste volver aquí y traerme una flor. Por eso he venido desde siempre y no pierdo la esperanza de que algún día, cerremos nuestra historia y me traigas una flor. Ese día nuestro amor será por fin eterno y descansaremos juntos.
sigue por favor me tienes en vilo
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